Los celos son según la RAE: “envidia del bien ajeno o recelo de que el propio o pretendido llegue a ser alcanzado por otra persona” no se limitan sólo al terreno de las relaciones sentimentales también podemos experimentar los celos en el terreno laboral, en el familiar…. Pero sí se relacionan siempre con esa idea de posesión que resulta insana dentro de cualquier tipo de relación personal. En esta ocasión nos centraremos en los celos de pareja. En general lo entendemos como el “sentimiento que experimenta una persona cuando sospecha que la persona amada siente amor o cariño por otra, o cuando siente que otra persona prefiere a una tercera en lugar de a ella”

Cuántas veces hemos oído “si no siente celos es porque no te quiere” o que es bueno tener cierta cantidad de celos, o eso de que “soy celoso pero cuando me dan motivos”… son frases socialmente extendidas y, por desgracia, aceptadas. Los celos se consideran una muestra de amor romántico y las encuestas nos dicen que las nuevas generaciones continúan pensando igual. Y lo peor no es tener, en un momento determinado una punzada de celos (todos somos humanos y tenemos nuestras debilidades) sino el hecho de que se justifiquen, pasen a formar parte de la relación de pareja y traigan consigo las conductas de control (ya hemos tratado este tema en la entrada del blog sobre las microinfidelidades ). Porque los celos no nacen precisamente del amor, sino del miedo a la pérdida.

DE DÓNDE PROVIENEN LOS CELOS Y CÓMO HACERLES FRENTE

Cuando damos por hecho que necesitamos a alguien para ser felices, desencadenamos de inmediato el miedo a no tenerlo y por tanto, la ansiedad ante la posibilidad de que alguien nos lo “quite”. Sólo por el hecho de necesitarlo, nos apropiamos de ello, lo consideramos de nuestra propiedad y desarrollamos conductas para asegurarnos de que sigue ahí. Esa necesidad de posesión nada tiene que ver con el amor, al menos el amor desde un punto de vista sano, que ha de basarse en la confianza y el respeto mutuo. Ha de ser una relación que se ejerce desde la libertad, no desde la obligación. Y hemos de tener claro, también, que no necesitamos a nadie para ser felices o estar completos, no existe la “media naranja”, sino que hemos de ser “naranjas completas” a las que nada les falte, para poder tener relaciones adultas y equilibradas, con personas que también se sientan completas e independientes.

Los celos pueden darnos pistas acerca necesidades no satisfechas dentro de la pareja, pero no es “culpa” ni responsabilidad exclusiva del otro miembro de la pareja. Puede que ya no nos demos tanto cariño como antes, que no nos divirtamos tanto como recordaba hacerlo…. Si hay algo que echo de menos en mi relación de pareja, una buena conversación con ella, para manifestárselo, podría ayudarnos a llenar ese vacío.

La baja autoestima también puede estar en el origen de los celos. Si yo no me quiero y me considero “menos” que otras personas, hay muchas posibilidades de que dude de que otra persona pueda quererme y me centraré en esas cosas que valoro poco de mí para justificar mis dudas. Así que podríamos intentar centrarnos en mejorarla en lugar de centrarnos en los comportamientos del/de la otr@, fortalecer la imagen que tengo de mí, tratar de mejorar como persona es el camino para evitar los celos.

 

Pero en ningún momento podemos tomar los celos como una emoción que justifica ciertos comportamientos insanos, si dejamos aniden en nuestra relación, la desconfianza irá en aumento y no será bueno para nosotr@s. Por eso hemos de analizar cada cierto tiempo, cómo marcha nuestra relación de pareja, si cumple nuestras expectativas, si me hace feliz… Si vemos que empezamos a desarrollar celos, hemos de hacer un análisis interno para ver su procedencia y deshacernos de ellos. Si, en cambio, es nuestra pareja la que empieza a desplegar esas conductas de control, hemos de tener una charla sincera, tratar de encontrar una posible solución o, si no lo logramos, valorar el abandonar la relación.

Si te sientes identificad@ con las situaciones de las que hemos hablado y no puedes encontrar una solución tú sol@, no dudes en pedirnos ayuda.

Elena Suárez Fernández

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