Para el próximo curso escolar, los cántabros van a instaurar un nuevo calendario escolar. Actualmente, el curso se reparte en trimestres separados por las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano. Con el cambio, la  Comunidad de Cantabria propone tener una semana de vacaciones cada dos meses, intentando así, disminuir el cansancio a final de curso y una mejor evaluación. Ante esta propuesta, lo más oído ha sido ¿qué hago con el niño?. Esta situación se repite constantemente cada verano, ya que ningún padre, a no ser que sea profesor, dispone de los mismos días festivos que sus hijo.

Es cierto, que todo cambio nos produce cierto temor, ya que no sabemos qué resultado dará y lo que está en juego es la educación de nuestros hijos. Los pedagogos que han apostado por implantar este sistema afirman que al tener las vacaciones más repartidas, el cansancio va a ser menor, mejorando así el rendimiento académico y la capacidad de asimilar nuevos conceptos.

Según la RAE, el colegio es un establecimiento de enseñanza para niños y jóvenes, y referente a esa definición, los pedagogos van haciendo modificaciones en las pautas educativas en función de lograr la manera de motivar y enseñar a nuestros hijos de la mejor manera posible. Para lograr que los diferentes proyectos educativos salgan adelante se necesita concienciar a las familias de que los centros escolares no son guarderías donde dejar a los niños para poder irnos a trabajar y de que toda modificación es creyendo que es lo mejor para los jóvenes.

Realmente, la conciliación familiar es una ilusión en este país, pero no podemos utilizar los colegios para conseguir esa estabilidad. Es cierto que hay que luchar para lograr una vida laboral y familiar adecuada, pero hay que hacerlo en el departamento adecuado y ese no es el departamento de educación.

– Jaione García Couceiro-