Últimamente, estamos acostumbrados a escuchar noticias sobre que los adolescentes cada vez muestran más comportamientos inadecuados, dentro de sus relaciones sentimentales, que se toman como muestra de amor cuando, en realidad, lo son de control y posesión. Desde hace unos años, la comunicación con las personas se hace de modo inmediato, hay una mayor exposición de la vida privada y se crea una preocupación constante por lo que los demás puedan comentar acerca de lo que se comparte. Las redes no sólo facilitan fenómenos como el ciberacoso que por desgracia, también está a la orden del día y sino que lo mismo puede decirse de la violencia de control que se ejerce sobre una pareja.
Por eso es más preocupante, que aparezcan noticias o artículos que echan más leña al fuego. Existe desinformación acerca de qué es lo adecuado o inadecuado en las relaciones de pareja. Es común hablar de celos bueno y malos, o escuchar decir que la ausencia de los mismos es sinónimo de desamor… La penúltima desinformación se centra en las llamadas MICROINFIDELIDADES y de ella se han hecho eco muchas informaciones, incluso publicaciones a nivel prensa (aunque es cierto que algunos ya lo han retirado, quizás por la polémica surgida).
La definición que se ha dado a la microinfidelidad es “el nombre urbano que se le ha dado a esas acciones que tu pareja hace, que si bien aún no significan una relación física con una tercera persona, son lo suficiente para molestar la dinámica de tu relación y afectan a la confianza entre los dos”. En el artículo originario se refiere a comportamientos que hacen los hombres adultos con otras mujeres, que no son su pareja. Entre esas acciones se describen cosas como contarle buenas o malas noticias a otra mujer antes que a ti, tener chistes privados con ella, pedirle consejo, hablar con una ex para hablar del pasado….
Imaginemos por un momento que un@ tiene que llevar una relación de acuerdo con todo ese planteamiento: pedir informes constantes de qué hace, dónde está o con quién; prestar atención a la respuesta de mensajes que le envíes tu pareja (no se le pase un mensaje o deje de contestarlo, cuanto antes!);mirar el móvil para ver qué conversaciones tiene o con quién y sobre qué temas… y todo esto viceversa, claro está, puesto que tu pareja tendrá que hacer lo mismo contigo. El nivel de ansiedad que requiere es muy alto y sólo nos vale la certeza de la confirmación inmediata y constante de que el/ la otr@ me quiere por encima de todo y de tod@s. Nada tiene que ver con la libertad personal que es la que se supone que un@ ejerce al decidir mantener una relación con otra persona. NO es eso lo que hemos de entender por amor y tampoco lo que hemos de enseñar a las nuevas generaciones.
Hemos de saber que esos no son comportamientos sanos inaceptables, a la hora de emitirlos o de recibirlos. Una relación sana ha de basarse en la confianza y el respeto, hacia un@ mism@ y hacia tu pareja. En consulta, insisto en la importancia que tiene centrarnos en lo que esperamos de la relación (expectativas sanas) y lo que ésta nos va aportando. No hay ninguna obligación de estar con alguien, ni nadie está obligad@ a estar con nosotr@s así pues, las relaciones han de mantenerse si funcionan y si resultan sanas para ambas partes. La comunicación sirve para poder intentar arreglar los problemas que surjan y tratar de sintonizar las expectativas, en caso de que no se logre, siempre tenemos la opción de dejar atrás esa relación y seguir adelante con nuestras vidas, buscando otra persona que pueda ser más compatible y con quien podamos ser felices y llevar una vida más tranquila.
«EL AMOR NO SE PIDE NI SE IMPLORA, SE DA, SE RECIBE Y PUNTO. UN AMOR QUE SE EXIGE Y SE SUPLICA ES UN ATENTADO CONTRA EL AMOR PROPIO». WALTER RISO
Así que os animamos a que reevaluéis vuestra relación de pareja y si tenéis dudas acerca de la misma y no podéis aclararlas vosotr@s sol@s, no dudéis en consultarnos.
Elena Suárez Fernández
nºcoleg: gz-01738