Y, por fin, después de 9 largos meses, tu niñ@ ya está aquí. Es un momento de la vida en el que todo ha de ser dicha y emoción, alegría porque era lo que deseabas desde hacía mucho tiempo…. pero no te sientes así. Eres un mar de dudas, preocupaciones y tristezas, no sabías la que se te venía encima. Te preocupa muchísimo no estar a la altura y no saber cuidar como has de hacerlo a tu bebé. Estás todo el día de malhumor y saltas a la mínima con los que se suponen que tratan de ayudarte, pero no lo puedes evitar, ¡estás de los nervios! Estás cansada a todas horas y no tienes ni energías ni ganas de hacer nada, no duermes bien y comes sin ningún orden…. Se supone que no tendrías que estar así, por lo que te sientes tremendamente culpable por no poder disfrutar del momento.
Así es como puede sentirse una mujer, después de dar a luz si padece una depresión postparto. Es un tipo de depresión que sobreviene, generalmente, los primeros meses después de dar a luz (algunas pueden empezar ya durante el embarazo, pero sólo se denomina así si persiste después del parto) y puede durar semanas o meses. El grado es variable, en caso de ser leve, el apoyo de la familia y el entorno será suficiente, pero hay casos en que se requiere ayuda profesional. La incidencia se estima entre un 10-15%, aunque podría ser más, ya que hay mujeres que no llegan a pedir ayuda para este problema (en ese caso la depresión es más duradera).
Cualquier mujer que haya dado a luz puede sufrirla, aunque hay factores que pueden aumentar la probabilidad de padecerla: tener un parto problemático, difícil o prematuro; tener poco apoyo alrededor (familiar, social…); pasar por una época complicada de la vida; tener problemas dentro de la pareja…
Después del parto, todas las mujeres sufren una serie de cambios importantes a nivel biológico (los niveles de hormonas varían respecto al embarazo); físicos (las consecuencias del parto, el cansancio, la alteración del sueño…); emocionales (por una expectativa errónea de lo que es el amor maternal, mayor debilidad emocional…); sociales (la presencia del bebé cambia la relación con el entorno, puede ser difícil pedir y obtener ayuda…) y pueden ocurrir sucesos estresantes el tiempo del nacimiento (el propio bebé es un elemento que genera ya, de por si, estrés).
La probabilidad de que una madre con depresión postparto haga daño al bebé es muy baja. El cansancio y las sensaciones de frustración pueden hacer que tengan ideas de golpear al bebé, pero rara vez van más allá de meros pensamientos. Aún así, es importante comunicar estos pensamientos a las personas de alrededor.
Si nos sentimos identificadas con lo descrito anteriormente lo que hemos de hacer, en un primer momento, es reconocer que algo no va bien y comentárselo a una persona de confianza. Es el tiempo de recordar que se puede solucionar y que hay profesionales que pueden ayudarnos.
Una vez se haya dado a luz hay que recordar que es importante, aparte de cuidar del bebé, seguir cuidando también de nosotras mismas. Expresar las emociones que vamos teniendo; aprovechar los momentos que podamos dormir y descansar (para lo cual tenemos que pedir apoyo a las personas del entorno); mantener una alimentación sana ; hacer algo de ejercicio; buscar momentos de diversión e intimidad con la pareja (teniendo en cuenta el tiempo del que se dispone, tener en cuenta que siguen siendo, aparte de padres, pareja); aceptar que es un momento duro, por el cansancio que supone para una misma y la pareja, que genera una irritabilidad y malos humores responsables de las discusiones en la relación. También, no asustarse por el diagnóstico, puesto que es un problema que tiene solución (un diagnóstico es, simplemente, ponerle nombre a lo que ya estás sintiendo).
Desde alrededor la comprensión y escucha es fundamental, tratar de no sentirse desbordados si la reciente madre expresa estas sensaciones o, si estamos ante el diagnóstico de depresión postparto. Ayudar en las tareas cotidianas para aligerar la carga puede aliviar mucho la sensación de agobio y desbordamiento que puede sentir en un momento dado. Lógicamente, también las personas que rodean a la mujer pueden tener emociones negativas, que han de ser tenidas en cuenta y manejadas, para poder devolver el cariño y compresión necesarios en esta situación.